Fantasma de amor

Negaré a veces mi nombre para no olvidar el tuyo

nadaré a contracorriente para no perder tu huella,

guardaré mis madrugadas para no olvidar tu estrella

y me compraré una excusa con los restos de mi orgullo.

Ataré todas tus voces al eco de mis lamentos,

puliré mis versos tristes en el brillo de tus ojos

y andaré todas tus pieles oculto entre los despojos

de los besos donde poso mis más tercos sentimientos.

Vestiré de atardecer para que ahuyentes las sombras

de la noche que se acerca con los miedos que te habitan,

seré el fantasma de amor, ese que tú nunca nombras,

El que mora en las arterias de dos pechos que palpitan

al compás de la ilusión donde nuestro amor se plasma,

que, ocultándose del mundo, se convierte en tu fantasma.

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Negaré a veces mi nombre porque sin ti no soy nada,

sólo un viejo cementerio de recuerdos en mi almohada;

un velero sin un mar, una luna que no hechiza,

Bordando noches sin paz en un mundo sin esquemas,

donde sólo faltas tú, la razón de mi sonrisa,

la que vaga por mis noches y se vierte en mis poemas.

Seré la sombra que aguarda cuando le cierras la puerta

a las farsas del destino que te visten de rutina,

el preludio de tus sueños, la voz que te contamina

del amor que hay en el aire cuando la noche despierta.

Seré fragancia de anhelo que ha de sacudir el miasma

de los miedos que te asedian por debajo de tu piel

seré el verso tan prohibido que no cupo en un papel,

amor que no pudo ser y se convirtió en fantasma.

- Javier