Hoy te he visto con otro y se oscureció mi cielo,
un frío viento de ausencia se quiso llevar mi calma,
la tarde anclaba en tu rostro y el sol pulía tu pelo,
tu mano mecida al viento iba sacudiendo mi alma
al verla unida a su mano, como se unen los amantes,
como se unen los recuerdos a las historias que labras,
como se unen con la muerte los sueños agonizantes...
como se unen los silencios cuando faltan las palabras.
Hoy te he visto sonreír, hace tanto no lo hacías,
te recuerdo rebozando de alegría en mi mirada.
¡cómo conquistabas sueños cada que me sonreías!
¡cómo se me iban muriendo cuando te volvías nada!
Hoy mi anhelo se hace polvo con el viento de la tarde,
y mis ansias se diluyen pues me busco y no te encuentro,
cambio dolor por lamentos de haber sido tan cobarde
por no abrirte el corazón, para mostrarlo por dentro.
Hoy descubrí nuevamente que te amo todavía
con la misma intensidad, con el mismo sueño amante,
con el mismo obseso amor, con la misma rebeldía,
y ese mismo mar de sueños que bañaba tu semblante...
Te quiero con esa esencia que da sentido a mi mundo,
y hasta con tus necedades, cuando el silencio te engulle
te quiero con los contrastes de un amor largo y profundo
que se pierde en laberintos que él mismo se construye.
¿Por qué dejé de mirarte a través de lo que siento?
se me agolpan las preguntas sin respuesta y huye el gozo,
te miro de nuevo alegre, tu risa monta en el viento
y allá en la vida que espera, mi tarde se vuelve un trozo
de soledad al acecho, sed de amor, besos caídos
al fragor de la batalla y sospecho en mi amargura
que hemos soltado el timón, que hemos cosechado olvidos
en este huerto donde antes sembramos sólo ternura.
Doy mis celos vespertinos al fantasma de la culpa,
¿Como fue que te perdí?, ni yo mismo lo comprendo;
es que a veces la rutina se guarda alguna disculpa,
un te quiero, algún detalle que mantenga el fuego ardiendo.
A veces nos olvidamos que podemos ser felices,
que el amor mueve montañas sólo si se mueve él mismo,
lamemos heridas viejas donde sólo hay cicatrices,
y ya no vemos el cielo por contemplar el abismo.
Quiero gritar y no puedo pues mi boca está ocupada
en retener a estos besos que no te di por cobarde
soy un manojo de celos, amor que abraza a la nada,
soy sueño que se diluye con los restos de la tarde…
mientras tu pelo se agita con el viento inhalo muerte,
te vas empequeñeciendo, se hace grande mi tristeza.
Una lágrima me avisa que yo no quiero perderte,
cierro en silencio mis ojos y afuera la noche empieza.
El reloj marca horas negras con un impávido paso
y su tic tac implacable de mi angustia se hace dueño,
No me atrevo a abrir mis ojos, le temo tanto al fracaso,
y en un dolor que me asfixia, comprendo que sólo sueño,
A mi lado cazas sueños con tu encanto que es mi amigo
y pesco un beso que salta de tus labios entreabiertos,
doy muchas gracias a Dios porque aún estás conmigo,
hoy te abrazaré y mañana sembraremos nuevos huertos.
- Javier
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