Juré que olvidaría nuestro nido,
que no recordaría ni tu nombre,
que el cielo mismo mi promesa escombre
y guarde el juramento en el olvido.
Porque yo, que juré dejar de amarte
y borrar de mi senda nuestras huellas,
yo que oculté en el mar nuestras estrellas
hoy busco su fulgor para encontrarte.
Yo que juré por Dios dejar de verte
hoy sufro en la antesala de la muerte
que se abraza de mí cual negro augurio;
toma mi pecho y clávalo en la noche,
que no proferiré ningún reproche,
porque he sido culpable de perjurio.
- Javier
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