Te extraño
tanto corazón, que te confieso
que le
platico a tu recuerdo tus locuras,
y, en el
amparo de este sueño, me procuras
una promesa
que, al volar, se vuelve beso.
Te extraño
tanto que anticipo tu regreso
y pongo trampas,
evasión y cerraduras
a los
momentos de las noches más oscuras
que, con tu
ausencia y sin tus brazos, atravieso.
Te busco
tanto en el silencio y el tumulto
de un mundo
ajeno que, al vivir su propio culto,
siembra
rutinas de un sabor que no pedí.
Ven pronto
a mí, que ya la noche se aproxima,
borra esta terca soledad que me lastima,
porque no sirvo para estar lejos de ti.
- Javier
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