No importa que el mañana nos enfrente
al renacer de un sol incomprendido,
no importa que engañemos al presente
con un desliz fortuito y atrevido.
No importa que la luna hoy se ausente,
que la noche nos niegue su latido,
porque el tenerte aquí es suficiente
para tenderle trampas al olvido.
Me basta con que el alba nos eluda
y mis caricias en tu piel desnuda
para ignorar que somos dos extraños.
Porque, tal vez, al despertar olvides
que fuimos más que dos en los ardides
del mundo de la noche y sus engaños.
- Javier
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