Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.
Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós”
Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós”
No soy lo que tu mano necesita
porque mi corazón sigue otro canto
¿por qué razón blasfema e inaudita
podría posponer tu desencanto?
No busques un motivo en mis mentiras,
aquí mi sinrazón me complementa,
quisiera ser el aire que respiras
pero ¿ya ves? soy viento de tormenta.
No soy tu redentor, yo no soy nadie,
ni busco plañideras que me lloren,
no soy un sol, no esperes que te irradie
con rayos que te alienten y enamoren.
No es nada personal, seca tu rostro,
no merezco tu lágrima encendida,
no creo en el amor y no me postro
a las sutiles trampas de la vida.
Si sirve a tu ansiedad, me alejo triste
pero esto no es amor, no te confundas,
las huellas del amor, cuando no existe,
son siempre dolorosas y profundas.
No me platiques de tus tardes mustias
ni de tu pena frágil e indiscreta,
no quiero tu perdón ni tus angustias,
porque ninguno cabe en mi maleta.
¿A dónde voy si de tus brazos vengo?
¿a dónde irás con esos sueños grises?
toma mi adiós y déjame, que tengo
muy poca piel y muchas cicatrices.
- Javier
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