En esta noche más oscura que otras noches
que el corazón llorando está mi fe se aviva
tomo la pluma entre mis manos, sin reproches
voy desgranando este poema a la deriva.
En esta noche en la que mi alma se desnuda
ante el tirano acusador de mi conciencia
mis convicciones se tropiezan con la duda
y lo que creo pierde parte de su esencia.
Y es que en mi vida sin anhelos falta ella,
la que llenaba de alegrías mis razones
la que en mi negra y triste noche fue mi estrella
la que en su risa conquistaba corazones.
La que logró hacerse amiga de mis sueños
la que hizo grandes mis anhelos más pequeños
dando un motivo para amarle cada día.
La noche acerca su recuerdo en cierto modo
y ya no hay lágrimas que palien mi amargura
porque su ausencia no existe después de todo
porque su esencia permanece, su ternura.
Esa jovial complicidad de mis excesos
que permanece aquí tatuada en mi memoria
su risa clara y el más tierno de sus besos;
su dulce voz que suena a canto de victoria.
Mis tantas horas construyendo sus poemas
para adornar con unos versos su hermosura,
robando al mundo de los sueños unas gemas
que hicieran juego y perpetuaran su figura.
No queda mucho por decir en estos versos
si el corazón decide hablar, todo enmudece
aunque intentara yo el mejor de los esfuerzos
nunca podría declarar lo que acontece.
El alba aleja nuestra noche, casi a punto
de despertar, y lento bebo en un café
lo que es el último recuerdo y me pregunto
- Javier
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