¡Que calle el mar y que la luz se apague!

Que escuche el mundo lo que aquí te digo: 
¡que el sol se oculte y que la luna vague 
sin dirección y sin hallar abrigo, 
que su amargura crezca y se propague! 

¡Que calle el mar y que la luz se apague! 
¡que queden mis poemas a su suerte! 
¡que la ilusión se pierda y que naufrague 
en su largo periplo hacia la muerte!
 
¡Que el viento sea sólo aire inerte! 
¡que no traiga tu voz a mis oídos! 
¡que la luna de plata no despierte 
esta sed de tatuarte en mis sentidos! 

 ¡Que no existan los besos prometidos! 
¡que no queden razones en el estro 
para escribirte versos concebidos 
en el amparo de este sueño nuestro! 

¡Que el verso sea un cántico siniestro! 
¡que no haya más estrellas en tus ojos! 
¡que los sueños de alcoba que te muestro 
no convoquen jamás a tus sonrojos! 

¡Que pongan a mi vida mil cerrojos 
y sea el mismo tiempo mi castigo, 
que se cubran de olvido mis despojos 
si no estás tú, mujer, aquí conmigo. 

 - Javier

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