El mundo dio una vuelta una vez más,
girando en su aprendida trayectoria,
la página del tiempo quedó atrás,
haciendo sus convenios con la historia.
Quedó sólo un vacío calendario
lamiendo las heridas que le quedan,
tratando de salir del escenario
sin que las voces del ayer le agredan.
Ah, el tiempo que mides con agujas,
el mismo que se asoma a nuestras sienes…
de lenta terquedad cuando le empujas,
de rauda veleidad si le detienes.
Y cómplices beodos tertulianos
acuden al llamado de las doce
para dejar sus penas en las manos
del año que ya nadie reconoce.
Y brindan en eternas madrugadas,
saludan al reloj del nuevo año
dejando sus promesas desgastadas
al pie de un nuevo trago de autoengaño.
Pero el reloj les mira indiferente
mientras la noche negra y casquivana
se bebe la amargura del presente
buscando las promesas del mañana.
Y cuando el viejo sol muestra su calva
descubre el lado cruel del vecindario,
y un nuevo amanecer viste de malva
en una vuelta más del calendario.
- Javier
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