El ruiseñor



El ruiseñor miró a la flor y le ofrendó su canto
para curar su soledad de pétalos caídos,
donde otros vieron su penar, él admiró su encanto,
donde bebieron de su piel, él le ofrendó latidos.

La dulce flor en el jardín, de amor agonizaba
y presta el ave le cantó desesperadamente,
aunque la espina de su duro tallo lastimaba
a su pequeño corazón como un puñal ardiente.

¡Con cuánto amor cantó y cantó sus cánticos del alma!
¡cuánta ternura hecha canción corría hacia la rosa!
para ahuyentar su desazón y darle así la calma,

Y ese regalo que ofrendó hizo a la flor más fuerte,
aquellos pétalos volvió, alas de mariposa,
y el ruiseñor le vio volar sonriéndole a su muerte.

- Javier


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