En cuerpo y alma


Soy voz del verso herido
que se atrevió gritar en el silencio,
soy un cantar nacido
de penas que presencio,
y a ser lágrima viva me sentencio.

Se me hizo una costumbre
cazar con estos dedos, luz de luna,
para que, ardiendo, alumbre
al verso que reúna
los restos de una pena inoportuna.

Me quito carne y huesos
para sentir el aire con mi alma,
esquivo los excesos
del vítor y la palma
y guardo mi locura en piel de calma.

Extiendo estas dos alas
que brotan de mi dorso cuando escribo,
y vuelo sin escalas
al verso fugitivo
que calme el ansia de sentirme vivo.

pues llevo aquí en el estro
la sed ardiente de juglar y bardo;
soy siervo, soy maestro
del sueño que resguardo
cuando el riesgo de amar lanza su dardo.

Porque al final del verso
queda la tinta de mi sangre fresca,
y vivo siempre inmerso
en la letra que ofrezca
el último dolor que me estremezca.

- Javier

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