Soneto para una despedida


Si acaso llega mayo y yo no estoy, querida,
búscame en esas tardes de cielos descubiertos,
aleja la tristeza de nuestra despedida,
y deja que los muertos entierren a sus muertos.

Si acaso llega mayo y ya no estás, descuida,
atracaré mis horas en tus callados puertos,
resguardaré aquel verso de amor que no te olvida
y extenderé mi espera con los brazos abiertos.

Si acaso llega mayo y la vida nos halla
en pos de nuevos soles y besos en racimos,
caminaremos juntos nuestra playa serena. 

Pero si llega mayo y nuestro andar desmaya,
seremos un recuerdo de cuánto nos quisimos,
y dos pares de huellas borrándose en la arena.

- Javier

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