Quise
escribir de las galaxias constipadas,
del fuego
ardiente que se filtra en el ocaso,
de las
arterias anodinas, y apretadas
pero mi
pluma me llevó siempre al fracaso.
y quise
hablarles de mis pieles de tortuga,
y de Arcadumias
que inventara el buen Quevedo,
de la
mentira colosal de un viento en fuga,
pero mi intento fue un auténtico remedo.
No sirve
toda mi razón para artilugios
que mi intelecto no ha podido comprender,
quiero
volver, una vez más, a los refugios
del dulce
verso enamorado del ayer.
Tan sólo
soy un pescador de simples versos
que caza
lunas en las noches solitarias,
no sé de vórtices
que habitan universos
cuando sus cuásares se vuelven unos parias.
Déjame aquí
con la palabra tan sencilla,
que ni los ripios han logrado seducir,
porque la letra
adulterada ya no brilla
cuando
oscurece su razón y su sentir.
Me quedaré
viendo pasar al calendario
junto a mi letra
sin adorno ni presea,
la que, sin
tanto maquillaje innecesario,
es siempre fiel al arduo parto de la idea.
- Javier
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