¿Por qué
me sabe el día a lágrima encendida
mientras
camino con el sol que se levanta?
me llevo
un sueño, mi café, mi alma herida
y un fuerte
nudo que se ciñe a mi garganta.
Atrás
quedó mi pueblo hundido en la miseria,
y unos
recuerdos que pesaban como losa,
un sueño
roto que, al dejar la periferia,
me dijo
adiós con su mirada dolorosa.
Atrás
dejé los ojos tristes de mis viejos,
ojos
cansados con presagio de tormenta
que me
miraban por detrás de los espejos
de
aquellas lágrimas de adiós del que se ausenta.
Dejé a
mi amada y a mis hijos, dejé todo
para ir
en pos de una ilusión en tierra extraña,
quedó mi
orgullo revolcándose en el lodo,
abrí un
suspiro y me alejé de mi cabaña.
El
Camino
La tarde
acude con la lágrima que escancio,
mientras
camino con el sol a mis espaldas,
el viejo
monte que contempla mi cansancio
sacude
el polvo vespertino de sus faldas.
Ayer vi
a un lobo devorando una gacela
miré el
ultraje de su ropa desgarrada
voltee
mi vista, como todos, con cautela
y como
todos, me callé sin hacer nada.
Y me
llamaron extranjero e indeseable
con
voces roncas de aguardiente y xenofobia,
frases
hirientes que me cortan como sable
y un
odio ardiente y pretencioso que me agobia.
Siento
las garras del temor en mis entrañas
y tengo
miedo de poner otra mejilla,
el sueño
trepa lentamente a mis pestañas
y se
convierte, poco a poco, en pesadilla.
El arribo
Se alza
a lo lejos en un tímido horizonte
la voz
del día que despide a la alborada
y la
esperanza, como terco polizonte,
alza su
rostro y me sonríe amodorrada.
Se oye
el murmullo que antecede a nuestro arribo
a la
frontera de la tierra prometida,
cansado,
hambriento y con el miedo en el estribo
contemplo
el cuadro que nos da la bienvenida.
Hemos
llegado ante los pies de su custodio,
un muro
inmenso que divide nuestra suerte,
tiene
ladrillos de prejuicios y de odio
que va creciendo, dia a día, muerte a muerte.
Allá a
lo lejos se vislumbran ya las luces
y el
cielo azul se abre infinito cuando escampa,
me
tiembla el alma cuando veo tantas cruces,
y me
pregunto si es que aquello es una trampa.
El
regreso
Hemos
tratado muchas veces sin lograrlo
de
atravesar esa muralla y esos odios
y me confiesan las estrellas con que charlo
que
mis afanes son sus nuevos episodios.
Me
encuentro triste, desolado y tengo hambre
de los
abrazos y el amor de mi familia
¿será que el muro de tragedias y de alambre
vale las
lágrimas que vierto en mi vigilia?
Será...
He
decidido regresar a mi terruño
siguiendo
el rastro de mis lágrimas vertidas,
guardo
mi orgullo y en silencio aprieto el puño
para
aplacar la indignación de mis heridas.
Y me
llamaron extranjero y un cobarde
los
montes viejos que flanquean el sendero,
y en las
noticias un político hace alarde
de la
intención de proteger el forastero.
Ya se
avizora el perfil de la montaña
que
abriga el pueblo donde vivo y lo celebro
aquí
conmigo viene el sol que me acompaña
y una
oración que me da paz cuando me quiebro.
Miro el
contorno de mi casa y se hace un nudo
en mi
garganta al concluir mi viaje errante
y cuando
abrazo a mi familia me sacudo
el
último gemido triste del migrante.
- Javier
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