Trémulo el beso se ocultó tras de sus labios
y las palabras no encontraron ya acomodo
cuando llegaron los silencios, esos sabios
trozos de nada que al callar lo dicen todo.
Si para el miedo no faltaran tantos brazos,
si no cupiera tanto frío en ese lecho,
tal vez hubiera conservado los pedazos
del corazón que alguna vez latió en su pecho.
Pero no queda nada más que cobardía
que niega ahora la intención de un simple beso,
queda una tarde gris en franca rebeldía
que va escoltando a un viejo sol en su deceso.
Queda una hilera interminable de reproches,
y un cementerio clandestino de promesas,
quedan las horas de dolor que por las noches
goteaban mudas soledades y tristezas.
Pronto vendrá la cruel rutina indiferente,
a hurtar los restos de un amor a la deriva
y el beso trémulo caerá calladamente
en las paredes de una lágrima furtiva.
- Javier
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